sábado, 20 de diciembre de 2008

Plegaria

Si alzo el rostro
soy un niño asombrado
pequeña figura recortada por la claridad del alba
arriba, las frías gemas destellan
encendidas sobre el pálido azul
alterando la percepción de lo que quiera que esto sea
como una droga dura es el aire suave
que flota en esta extraviada primavera
de alguna mañana acontecida
lejos en el eje del tiempo

Sueño perdido
en la infinita belleza
oculta del Dios escondido
cuán oscura y terrible
puede ser la ausencia

Siento sed
sed de belleza
no probamos ni gota
nada puede saciarnos.


No hemos elegido,
nada hemos hecho sino nacer sedientos
arrojados a este desierto abrasador
de sol sin luz.

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