sábado, 21 de enero de 2006

Desde el punto de vista de la tecnología y el conocimiento vivimos tiempos fascinantes. A veces me planteo donde estará la humanidad dentro de 200 años, si es que logra no destruirse. Pero imaginemos, si en 100 años hemos desarrollado una teoría de lo microscópico como es la física cuántica que si bien nos permite tener ordenadores, en vez de aclararnos el mundo lo ha convertido en un lugar aún más insólito. Pero además, la relatividad, la gravedad o el espacio curvo… La biología molecular y la biotecnología como aplicación de aquella, la biología evolutiva y cierta sensación de desamparo, acaso de liberación, que parece sugerirnos.

A finales del siglo XIX y principios del XX parecía, desde el punto de vista de la física, que no había más por resolver, por conocer. El esquema del mundo era un mecano donde todo estaba perfectamente descrito y controlado. Los cuerpos seguían las órbitas de Newton, al igual que las balas… La luz, partículas que corrían por el éter… El mundo estaba explicado y sin embargo las cosas no siempre encajaban, la materia no siempre se comportaba como debiera. Lo pequeño aparecía cada vez como más pequeño y más extraño. Y pensando en la luz vimos que el tiempo no era exactamente lo que todos esperábamos que fuera. Tampoco lo era la energía. Y por tanto, lo muy grande tampoco se comportaba de la manera “adecuada”. Además, la entropía, el caos determinista, el orden y, por supuesto, los computadores, Von Neumann, Turing, ¡qué no hubieran dado por conocer la www!.

Entonces, ¿dónde nos encontramos hoy? ¿Dónde estará la humanidad dentro de 200 años y qué ciencia tendrá?. ¿De verdad no es posible viajar más rápido que la luz?. ¿Existe un solo eje temporal?. ¿Qué sentido tienen en el universo los números complejos, esos que osan tener raíz negativa?. ¿Cómo pueden existir matemáticamente espacios de infinitas dimensiones que nos ayuden a teorizar sobre el mundo y a comprenderlo mejor?. El mundo es un misterio. Y citando libremente a Carl Sagan podemos decir que estamos aquí, asombrados, al borde de la orilla del océano del conocimiento… Asombrados, extraviados en las honduras de un barrio perdido en la periferia del cosmos.

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