Deja que te diga
que acaso irrumpes en mis sueños
incontrolable glauca
playa derramada sobre ola
extravías mi mente
donde el sol y el viento campan
detrás del silencio feliz
Enciendes el yermo paisaje de mi reino
con el fuego líquido de tu sonrisa
alimentas en el corazón de mi desierto
la sed con las caricias de tu brisa
despierto aturdido y melancólico
por la sombra del eco lejano
de tu voz
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