Mientras la tarde muere
delante de los corazones fieros,
figuras fugitivas,
empapadas de estupor o de horas,
atraviesan ausentes, fatigadas,
este momento simulado.
El destello escarlata del semáforo,
la lluvia, y su mensaje de regatos helados
sobre la piel desnuda,
brilla y se encoge sobre el charco,
se hunden inmisericordes
pensamientos profundos
en la distancia honda,
hecha sin besos.
Algo se ciñe sobre la curva del espacio,
colmado por miradas invisibles,
intensas, quebrando
febriles,
la geometría de sus labios
en muchas dimensiones,
anhelando el encuentro,
sus espíritus desgastados
retorciendo este pequeño recodo sin caricias.
Formas esquivas
atraviesan la sombra de un reflejo,
huyendo sin miradas.
Sólo son algoritmos persiguiendo
el rastro hacia el final del tiempo cpu,
cuando las olas se retiren de la playa,
confundiendo los signos extraviados en pizarras
con las voces del alma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario