viernes, 12 de octubre de 2007

Maravillosa Locura

Imagino al muecín gimiendo su plegaria desde el alminar, derramada sobre el silencio infinito de la tarde. Pasan los días, los amaneceres remolonean perezosos debido a un temporal interminable. En la ciudad extraña bajo este cielo gris, gime insistente desde lo alto de su torre lamida por las olas. Sus labios marchitos musitan palabras pesadas que se deslizan como víboras bajo mis pies:

"Yo soy el viejo loco
que desgrana su solitario y estremecido discurso
nadie escucha lo que digo
en mi pecho germina la locura
de beberme el azul bajo las horas
de sentir a la luz sobre mi carne
de mi corazón deshecho por el hambre...

Soy yo la anciana consumida
que arrastra sus harapos
y sostiene en sus brazos
como a un crío
la realidad
que yace exhausta
dejando atrás toda revolución
como pérfido engaño ya agotado
rueda infinita hasta que todo acabe"

Entonces sé que para caminar hacia la locura
no necesito sino seguir atisbando tu rostro
apenas oculto entre las sombras.
Continuar soñando estos espantosos sueños,
claroscuros de irrefrenable belleza
lugares inalcanzables...

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