Una vez más, un viernes, una esquina doblada y paff: una nueva visión. La realidad como un océano de espacio-tiempo con sus pequeñas y grandes olas multidimensionales, y como parte del océano, incontables seres, con sus pequeñas y grandes complejidades, intereses y atributos, como una marea incontenible que fluye y borbotea. Y yo inmerso y observando, arrastrado y arrastrando, nadando en contra, a veces, agotándome. Exhausto y hastiado, me convertí. He roto mi carné de ciudadano del mundo y de cualquier lugar. Renunciando a mis títulos y a mis pequeños logros. Me he puesto el bañador, teñí mis crenchas, cogí mi tabla y ahora disfruto mi tiempo esperando a las olas. ¡Soy ciudadano del mar!.
Me veréis por las playas del universo, sorteando la marea, jugando con ella, amando el rebufo de la verde ola. Esperando a la mar de fondo. También me veréis en las tabernas, cerca del mar, pues la tribu de los ciudadanos del mar, sostiene que las tabernas son el eje del mundo.
“NO DEJES PASAR LAS OLAS GRANDES (ni las pequeñas ;-)”
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La ola espera paciente,
ResponderEliminardetenida en el cibertiempo.
Ya voy, le digo,
y ella asiente.